martes, 18 de noviembre de 2008

YA NO NOS PONEN (TANTO) LAS OBRAS

A las sibilas también nos gusta la arquitectura pero esa que se hace con sentido y sensibilidad. Sentido para hacer que las cosas funcionen y sensibilidad para entender que son personas las que van a disfrutar de lo que otros idean. No podemos dejar de contemplar cómo invaden nuestras ciudades los hijos concebidos bajo el yugo del poder, la incapacidad, el dinero y las prisas.
Observamos, desde nuestra humilde perspectiva de sibilas inquietas, la falta de entusiasmo, de motivación y de amor por la belleza que queda plasmada en muchos de los edificios con los que nos topamos diariamente.
Del mismo modo, cuando por azar nos encontramos con un edificio que nos conmueve, nos gusta pensar que siempre hay quien prefiere la belleza a la fealdad, la creatividad a la insustancialidad, la luz a la oscuridad.

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