viernes, 5 de diciembre de 2008

UNA SIBILA CANTA

Hace poco tiempo volvimos a ver a otra gran soprano haciendo el famoso y repetido número circense de romper una copa de cristal con su potencia vocal. ¿Qué le habría hecho la copa? El efecto resulta llamativo y requiere de una gran técnica y capacidad pulmonar, pero eso, desde luego, no es cantar. Las y los cantantes gritones, rompan copas o tímpanos, gozan de un gran aplauso y admiración entre el público. Expresiones como: “tiene una gran voz” o “llega a las notas más agudas” pueden ser muy válidas para un concurso de bocinas de coche, pero tiene que ver muy poco con el arte de cantar y cantar bien. Estilos aparte, las sibilas valoramos, como cantantes que somos, la dificultad que supone hacer música con la voz. Pero ya sea con un piano, una guitarra o cantando el intérprete debe transmitirnos sus emociones y emocionarnos a nosotras, y para eso no es necesario dar alaridos ni alcanzar la nota más alta. Se puede susurrar, gritar (con ganas) o simplemente cantar con gusto.
Tras la invasión de los tres tenores, las tres sopranos, los diez tenores, los tres sacerdotes (todos son auténticos, no es broma) y todos los il divo que aparecen cada año para gritar con voz “lírica” las más conocidas arias de opera o los boleros de ayer y de hoy, puede parecer que la batalla está perdida. Los rompedores de copas siempre estarán ahí, ahora sólo nos queda guardar la cristalería y escuchar a buenos cantantes.

La sibila que aquí canta es Cecilia Bartoli y nos encanta escucharla.

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