miércoles, 24 de diciembre de 2008

LA BUENA (Y MALA) EDUCACIÓN.

La buena educación, esa que algunos mayores consideran basada en la competitividad, en la rivalidad con el de al lado, en el que “a mi niño no le falte de nada” y, sobre todo, en una despreocupación total por inculcar en el pequeño unos valores que, a esta sibila, le parecen fundamentales como el RESPEEEEEEEEEEEEETOOOOOOOOOO,el trabajo y la solidaridad (entre otros). Así, ayer que bajé un rato a la tierra de los mortales para desentumecer un poco mis huesos, me topé en distintos lugares con algunos grupos de adolescentes, pequeños con gran capacidad consumista, con gran intolerancia a la hora de relacionarse con los demás y, sobre todo, con poco RESPEEEEEEEEETOOOOOOOOOO hacia los de su misma especie. Me pregunté varias veces cómo llegaba una persona tan joven a convertirse en algo así y, un rato después llegué a la conclusión de que la educación familiar y escolar ha de ser fundamental para forjar la personalidad de estos chavales que un día tomarán las riendas del futuro.
Al final del día, me metí en el cine con otra sibila para ver una peli que se llama La Ola (de Dennis Gansel). Esta película, trata entre otras cosas de la educación y de la vulnerabilidad que los jóvenes (y los otros) presentamos en lo que a posturas ideológicas y de relación con los demás se refiere. Merece la pena echarle un vistazo para reflexionar, por ejemplo, acerca de la importancia de la buena (y mala) educación.

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