miércoles, 10 de diciembre de 2008

TEATRO

Hoy he vuelto a bajar a la tierra de los mortales y me he dado un paseo por un teatro. Ese lugar donde unos humanos fingen ser otros y muestran sus grandezas, sus miserias, el odio y el amor. Las sibilas no comprendemos cómo los mortales pueden emocionarse con algo que saben que no es real.
Ese hombre que está sobre un escenario es un actor, no es la persona que representa. Las frases que dice no son producto de su invención, es un texto aprendido y recitado. Ni su apariencia ni su voz son las que nos ofrece, su aspecto físico está alterado y su voz impostada. Ni siquiera los sentimientos que manifiesta sobre la escena son reales.
Las sibilas no comprendemos muchas cosas de los mortales.
Pero hay cosas que para los mortales no necesitan ser comprendidas sólo sentidas.
Hoy esta sibila ha vuelto a bajar a la tierra y desde una butaca ha escuchado a un actor recitar unas frases que, nos da igual que para él fuesen o no ciertas, para todos los demás sí lo eran.
Será el misterio del incomprensible y maravilloso mundo del teatro.

LEBRET.
Si a reprimirse acertara
tu espíritu… mosquetero,
tuvieras gloria, dinero.

CYRANO.
¿Y a qué precio lo alcanzara?
¿De qué medios me valdría?
Di. ¿Buscando un protector
y medrando a su favor
cual la hiedra que a porfía
el firme tronco abrazando,
lamiéndole la corteza,
suavizando su aspereza,
va poco a poco escalando
la copa? ¿Yo así medrar?
¿Yo por astucia elevarme?
¿De mi ingenio no acordarme
ni con mi esfuerzo contar?
¡No Gracias!
¿Con la pretensión
de que a su mesa me siente,
arrastrarme, cual serpiente
ante estúpido anfitrión,
y ejecutar contorsiones
con agilidad dorsal?
¡No, gracias!
¿Original
talento en sus producciones
suponer en un plagiario,
y adorar noche y mañana
el santo por la peana,
siempre pronto el incensario?
¡No, gracias!
¿Qué cual necio tema
si a otro más necio se irrita?
¿Consagrarme a una visita
mejor que a hacer un poema?
¿O, tras mil y mil desgracias,
a sueldo hacer memoriales
u otros oficios triviales
¡No, gracias! ¡No, gracias!

En cambio… ¡oh, dicha, vencer
gracias al propio heroísmo,
fiando sólo en ti mismo,
pudiendo siempre a placer
himnos de gloria entonar
o denuestos proferir,
soñar, despertar, sentir,
lo que es hermoso admirar;
tener firme la mirada,
la voz que robusta vibre,
andar solo, pero libre,
ponerte, si ello te agrada,
el sombrero de través,
por un sí o un no batirte,
hacer versos o aburrirte,
ser arrogante o cortés;
no escribir nunca, jamás,
nada que de ti no salga,
y, modesto en lo que valga,
pensar que otro vale más;
¡y contentarte, por fin,
con flores, y hasta con hojas,
como en tu jardín las cojas
y no en ajeno jardín!...
En resumen: desdeñar
a la parásita hiedra,
ser fuerte como la piedra,
no pretender igualar
al roble por arte o dolo,
y, amante de tu trabajo,
quedarte un poco más bajo,
pero solo, siempre solo.

EDMOND ROSTAND (Cyrano de Bergerac. Acto II, Esc. VIII).

1 comentario:

  1. Que diría un sabio entre los sabios, un paladín del conocimiento, HOMÉRICO. Mikelin Flin "dixit". .

    Cyrano, Mikelin, el señor Lobo, Henry Gondorff y Johnny Hooker Íñigo de Montoya, "el pirata negro".

    Qué sería de nosotros, los hombres, sin sus aportaciones a esta civilización.

    P.D.: así somos los mortales, prosaicos y banales a veces, o quizás, ¿no tanto?.

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