sábado, 25 de octubre de 2008

LA SILLA DE GLENN GOULD

Entre millones de sillas eligió ésta. Glenn Gould, uno de los pianistas más geniales de la historia, interpretó todos sus conciertos y realizó sus grabaciones sentado en este inclasificable asiento. Posiblemente nadie volverá a tocar las variaciones Goldberg de Bach como él lo hizo, pero con toda seguridad ningún pianista volverá a utilizar una silla de tales características porque no resultaría más que un pobre imitador de Glenn Gould. Imitar a un genio sólo en sus excentricidades hace más grande al genio y más pobre al imitador. Gould, personaje excéntrico hasta lo impensable, dedicó toda su vida al piano y en particular a su adorado Juan Sebastián Bach. Sus problemas mentales, miedos e innumerables fobias convivieron con su música formando una personalidad difícil y contradictoria, pero también un músico inolvidable.
Las sibilas seguiremos escuchando otros magníficos intérpretes de Bach, pero siempre nos quedará una silla vacía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario